
En las entrañas de las comunidades más vulnerables, los sueños y las luchas cotidianas se entrelazan con la esperanza de un futuro mejor. Historias como la de la familia Lucas Cruz son una reflexión de la resistencia humana ante las adversidades de la vida. Esta familia, que habita en la comunidad de La Valla, en San Juan del Río, no solo enfrenta carencias materiales, sino que lucha cada día por darle un sentido de estabilidad y bienestar a sus hijos. En este contexto, las historias de vida como la suya nos invitan a reflexionar sobre la resiliencia, la solidaridad y la importancia de construir un futuro más justo para todos.
La familia Lucas Cruz, compuesta por María Guadalupe, de 33 años, actualmente desempleada; su esposo Gonzalo, de 35 años, obrero en una fábrica de alimentos; y sus cuatro hijos: Daisy, de 15 años; Ian Manuel, de 5; Reyna Nicole, de 4; y Iker Leonel, de apenas un año, viven en una situación de vulnerabilidad constante. El ingreso de Gonzalo es el único sustento económico del hogar, lo que hace aún más complejo cubrir las necesidades básicas de su familia. Mientras tanto, María Guadalupe ha estado buscando empleo, pero las oportunidades son limitadas y las constantes reducciones de personal en los lugares donde ha trabajado la han dejado sin estabilidad.
El hogar que comparten es un pequeño refugio prestado, construido de manera tradicional, con techos de lámina de asbesto que se encuentran en pésimo estado y cuya filtración empeora durante la temporada de lluvias. El espacio es reducido y, aunque intentan organizarse lo mejor posible, cinco miembros de la familia comparten una sola recámara con dos camas, mientras que Daisy duerme en la cocina, separada por un mueble en un intento por ganar algo de privacidad. Esta configuración no solo pone en riesgo la comodidad de los miembros de la familia, sino también su salud y seguridad, debido a las condiciones de la vivienda.
Frente a esta realidad, María Guadalupe decidió acudir a un líder comunitario en busca de apoyo. Su esperanza es que, con la ayuda de voluntarios y aliados de la organización Construyendo, pueda alcanzar el sueño de ofrecer a sus hijos un hogar digno, seguro y saludable, un lugar donde puedan crecer y desarrollarse en un ambiente estable, lejos de las dificultades que marcan su día a día. Para María Guadalupe, el mayor anhelo es que sus hijos vivan en un entorno que les permita soñar con un futuro lleno de posibilidades, y no estén atrapados por las limitaciones del presente.