FAMILIA TREJO RODRÍGUEZ
28 marzo - 30 marzo
Por ahora, Jaime y Marian comparten con sus suegros un modesto cuarto que funciona como cocina, dormitorio y sala. Este pequeño espacio cuenta apenas con dos camas que deben acomodar a las cinco personas que cohabitan. En estas condiciones, el hacinamiento no es solo un problema físico; es un peso emocional que complica la convivencia y dificulta los sueños de estabilidad para su hijo.
El rezago social en su comunidad también añade dificultades a su día a día. La falta de drenaje público y servicios básicos les recuerda, constantemente, las barreras que enfrentan por haber nacido en un lugar donde las oportunidades no llegan con facilidad. Pero la adversidad no ha roto su espíritu.
Jaime y Marian tienen algo poderoso: esperanza. Por eso, han decidido dar el siguiente paso para salir adelante y construir un futuro diferente para su hijo. Al encontrar el apoyo de Construyendo, se atrevieron a soñar con algo que para muchos puede parecer simple, pero que para ellos lo es todo: una vivienda digna.
Tener un hogar propio representa mucho más que paredes y un techo. Para Jaime y Marian, significaría un refugio seguro donde Lían pueda crecer sin preocupaciones, un espacio que les permita construir una vida llena de oportunidades y amor. En cada palabra y gesto de esta familia, se escucha su anhelo de cambio, su fe en que las cosas pueden mejorar con esfuerzo y solidaridad.
La historia de Jaime, Marian y Lían es un recordatorio de que los sueños no entienden de limitaciones y que, con el respaldo adecuado, podemos cambiar realidades. Ayudarles a tener una vivienda digna no es solo construir una casa; es transformar una vida y ofrecer esperanza para las generaciones futuras.
Porque un hogar propio no es un lujo, es el punto de partida para construir una vida con dignidad, seguridad y esperanza.