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FAMILIA CHAVEZ CRUZ
Un hogar es mucho más que cuatro paredes; es el lugar donde nacen los sueños, donde los niños crecen sintiéndose seguros y donde cada persona encuentra paz después de un día de trabajo. Sin embargo, para muchas familias, esa estabilidad aún es inalcanzable. La historia de Karina es la de muchas madres en México que, con amor y sacrificio, hacen todo lo posible por darles un mejor futuro a sus hijos, a pesar de las adversidades.
Cada noche, Karina abraza a sus hijos con la esperanza de que algún día puedan vivir en un espacio seguro, donde cada uno tenga su propio lugar para descansar y crecer. Como madre soltera, ha enfrentado grandes desafíos, pero su amor y determinación la han llevado a seguir adelante, luchando por un mejor futuro para Arlette (10 años), Ángel (11 años) e Ian (4 años).Viven en Coyotepec, Estado de México, en la casa de Ángela, la madre de Karina, quien también es madre soltera y trabaja limpiando una gasolinera para sostener a su familia. La casa tiene solo dos cuartos y está muy deteriorada: las paredes envejecidas muestran las huellas del tiempo, el mantenimiento es prácticamente inexistente y el espacio es insuficiente para todos. Karina y sus hijos comparten un solo cuarto, haciendo lo posible por adaptarse a las condiciones de hacinamiento.
A pesar de las dificultades, Karina no se rinde. Para sacar adelante a sus hijos, cultiva y vende cactus, con la esperanza de generar un ingreso que le permita mejorar su situación. Sueña con brindarles un hogar digno, un lugar donde puedan crecer con tranquilidad y sin preocupaciones por el espacio o el deterioro de la vivienda.
Tanto Karina como Ángela han aprendido a ser fuertes, pero saben que salir adelante solas no es fácil. Por eso, han decidido acercarse al equipo de Construyendo y sus aliados, con la esperanza de hacer realidad su sueño: un hogar seguro y digno para su familia. Un espacio donde sus hijos puedan jugar, estudiar y descansar sin limitaciones, y donde, finalmente, puedan sentir la estabilidad que tanto anhelan.
Pero este sueño no se puede lograr sin el apoyo de quienes creen en el poder de la solidaridad. Construir un mejor futuro para familias como la de Karina requiere del esfuerzo de muchas manos y corazones dispuestos a ayudar. Cuando trabajamos juntos, no solo levantamos muros y techos, sino que también sembramos esperanza y oportunidades. Cada ladrillo, cada gesto de apoyo y cada esfuerzo compartido se convierten en el fundamento de un hogar donde los sueños pueden hacerse realidad.
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