
Tener un espacio propio y digno es fundamental para el desarrollo de cualquier familia, especialmente de los jóvenes, quienes requieren un ambiente seguro y estable para concentrarse en sus estudios y crecer con mayores oportunidades. Cuando una vivienda es insuficiente o está en malas condiciones, se limita el bienestar y el crecimiento personal de sus integrantes, generando un ambiente de incertidumbre y dificultades para el futuro.
Actualmente, María del Carmen trabaja en maquilas del Bajío en el área de producción, esfuerzo con el que sostiene a sus hijos, quienes son estudiantes. Sus ingresos se destinan principalmente a cubrir los gastos básicos de alimentación, servicios y educación. A pesar de los sacrificios, el dinero suele no alcanzar, ya que los apoyos como las becas de sus hijos se destinan únicamente a la escuela.
La familia vive en una casa propia que comparten con la mamá de María del Carmen. La vivienda cuenta con un cuarto y un baño sin terminar, lo que complica sus condiciones de vida. Para poder bañarse, dependen del baño completo de la casa de su mamá, lo que muestra las limitaciones que enfrentan día a día.
Las paredes de la casa son de tabique y el techo es de colado, pero el piso aún es de cemento y las ventanas no son funcionales, lo que no permite que la vivienda esté en buenas condiciones. Además, la cocina la comparten con su mamá, aunque tienen agua propia, la luz se la prestan, lo que también genera inestabilidad.
Construyendo busca transformar la vida de esta familia con el apoyo de voluntarios y aliados, se logra no solo mejorar la infraestructura de la vivienda, sino también brindar esperanza, estabilidad y un espacio seguro que impulse el desarrollo de los jóvenes y dé tranquilidad a María del Carmen, sabiendo que sus hijos cuentan con un hogar digno donde construir sus sueños.