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FAMILIA LOPEZ ESCALANTE
5 diciembre – 6 diciembre
Mario, de 53 años, y Guadalupe, de 54, han trabajado toda su vida para salir adelante. Viven en Coyotepec, Estado de México, junto a su hija Sara, de 19 años, quien trabaja largas jornadas en una fábrica de medicamentos con la esperanza de construir un mejor futuro. Mario trabaja en el área de limpieza de una empresa, mientras que Guadalupe se dedica al hogar y cuida a sus nietos, hijos de sus otros hijos. Su día a día transcurre entre el esfuerzo y la resiliencia, pero la falta de un hogar digno sigue siendo una herida abierta que pesa sobre su familia.
Su realidad es dura. No cuentan con una casa propia; su hogar es un pequeño cuarto improvisado en el exterior de una casa, construido con lonas que hacen las veces de paredes, láminas de cartón como techo y un piso de tierra que se convierte en lodo cada vez que llueve. Dentro de este espacio reducido han acomodado dos camas, donde intentan repartirse para descansar. Sin embargo, el frío de las noches se cuela por los huecos de las lonas, y el calor del día convierte su refugio en un horno sofocante.
Las condiciones son precarias. No cuentan con un baño completo ni han tenido jamás una ducha digna en su hogar. La privacidad es inexistente, y las tareas cotidianas, como asearse o preparar la comida, se vuelven un desafío constante. Cada mañana, Sara se alista para ir a trabajar en condiciones que muchos no imaginarían, con la esperanza de que algún día su familia pueda tener un espacio seguro y estable.
El tiempo pasa y, lejos de mejorar, la posibilidad de construir un hogar digno se vuelve más lejana. Con los altos costos de la vida y los ingresos apenas suficientes para lo básico, ahorrar para una casa parece un sueño inalcanzable. Sin embargo, Mario, Guadalupe y Sara no han perdido la fe. Han encontrado en Construyendo y sus aliados una luz de esperanza para cambiar su historia y dejar atrás años de incertidumbre y carencias.
Hoy, más que nunca, necesitan apoyo para hacer realidad su anhelo de un hogar digno: un lugar con paredes firmes, un techo seguro y un baño propio, donde puedan vivir con tranquilidad y estabilidad.
Este es un llamado a la solidaridad. No se trata solo de construir una casa, sino de devolverles la dignidad de un hogar. Tú puedes ser parte de este cambio.
