
En muchas comunidades rurales de México, como Metepec, Morelos, la posibilidad de acceder a una vivienda digna sigue siendo un sueño lejano para cientos de familias. A pesar de su esfuerzo diario, muchas personas se enfrentan a la precariedad habitacional: casas prestadas, en obra gris, sin servicios básicos ni condiciones adecuadas para el desarrollo familiar. Tener un hogar propio no solo representa seguridad física, sino también estabilidad emocional, arraigo, y la oportunidad de crecer en un entorno sano. Para muchas familias, este anhelo se convierte en el motor de su lucha diaria.
Daniel, de 34 años, e Isabel, de 27, viven en Metepec junto a sus dos pequeñas hijas: Paola, de 3 años, y Camila, de 2. Daniel no tiene un empleo fijo, por lo que busca trabajos eventuales (podar césped, pizcar o ayudar en el campo) para llevar lo necesario a casa. A pesar de las dificultades, nunca ha dejado de luchar por su familia.
Actualmente, viven en una casa prestada por un familiar. Aunque agradecen tener un techo, las condiciones son duras: la vivienda está en obra gris, no pueden hacer mejoras, y el frío y la humedad se cuelan cada día, afectando la salud y bienestar de todos, especialmente de sus hijas. La falta de ingresos estables ha hecho imposible acceder a una vivienda propia.
Aun así, Isabel y Daniel no pierden la esperanza. Sueñan con construir un hogar digno donde sus hijas puedan crecer felices y seguras. Por eso se han acercado al equipo de Construyendo, con la ilusión de transformar su realidad. Isabel lo resume con una frase que lo dice todo:
“Un hogar digno, propio y seguro es felicidad.”
Y es que un hogar no solo es un lugar donde vivir: es el cimiento desde el cual una familia puede desarrollarse plenamente. Sumarte a Construyendo como voluntario o voluntaria es mucho más que levantar muros: es ayudar a sembrar dignidad, confianza y oportunidades.
Cada casa construida no solo cambia una vida, sino que impulsa el desarrollo integral de toda una familia. Tú puedes ser parte de este cambio. Con tus manos, tu tiempo y tu corazón, podemos construir juntos un futuro más justo, cálido y esperanzador.