
En el corazón de Tenancingo, Estado de México, una familia enfrenta cada día con valentía a pesar de las adversidades. María Guadalupe, de 25 años, y Saúl, de 30, son padres de dos pequeños: Noel, de 8 años, y Ashley, de 3. Como muchas familias en situación de vulnerabilidad, han aprendido a sobrevivir con lo poco que tienen. Su hogar es un cuarto diminuto donde los cuatro duermen juntos, y su cocina, hecha de madera, se encuentra afuera de la casa, expuesta al frío y la lluvia. Sin embargo, más allá de las dificultades económicas, una sombra aún más grande se cierne sobre ellos: la enfermedad de Noel.
Hace poco, su mundo se vino abajo. A Noel le diagnosticaron cáncer terminal en varias partes de su cuerpo. Desde entonces, la vida de la familia ha cambiado por completo. Los gastos médicos se han multiplicado y el ingreso de Saúl, quien antes luchaba cada día por salir adelante, ha disminuido drásticamente debido a su propia salud deteriorada.
A pesar del amor y apoyo de su familia, el peso de la pobreza y el hacinamiento es cada vez más insoportable. La esperanza parecía desvanecerse, hasta que conocieron el proyecto de Construyendo y sus aliados.
Con la voz entrecortada, María comparte su anhelo más profundo
:”Así vivimos, como lo vieron en la visita. Esto sería un gran apoyo para nosotros. Mis niños podrán tener su propio espacio, ya que todos dormimos en un solo cuarto. Mi esposo no puede darles lo que ustedes sí…“
Hoy, más que nunca, esta familia necesita una oportunidad para transformar su realidad. Un techo digno no solo significaría protección y seguridad, sino también un respiro en medio de la tormenta que enfrentan. Sería un lugar donde Noel pueda pasar sus días con mayor comodidad, rodeado del amor de su familia, sin el temor constante de que la lluvia atraviese el techo o que el frío se cuele por las paredes de madera.
Una vivienda digna no solo cambiaría su presente, sino que también sembraría esperanza para el futuro.