La familia Flores Romero vive en la comunidad de Las Canoas y está conformada por Eduardo, de 25 años, quien trabaja como jornalero en mantenimiento; su esposa Esmeralda, de 27 años, ama de casa, y sus hijos gemelos, Darío y Danilo, de apenas un año. Eduardo realiza labores temporales en el campo y en la construcción, mientras que Esmeralda se dedica al cuidado del hogar y de sus pequeños. Sus ingresos son inestables, ya que dependen de la demanda de trabajo en cada temporada
A pesar de su esfuerzo, la familia enfrenta dificultades económicas. Con un ingreso variable, cubrir los gastos básicos es un reto constante. La falta de estabilidad financiera les impide planificar a largo plazo, y cada mes deben el pago de alquiler y servicios.
Desde hace más de dos años, la familia vive en una vivienda alquilada con dos recámaras. El espacio es adecuado y cuenta con construcción tradicional y pisos de loseta, el pago mensual de 800 pesos, más 500 en servicios, representa una carga económica difícil de sostener.
El sueño de la familia es tener un hogar propio donde puedan brindar estabilidad y seguridad a sus hijos. Se acercaron a la fundación Construyendo con la esperanza de recibir el apoyo de voluntarios y aliados que les permita cumplir su meta y alcanzar un hogar digno y seguro para la familia