Hoy, gracias a Construyendo, esta familia tiene la posibilidad de iniciar un nuevo capítulo. No se trata solo de levantar una casa, sino de sembrar esperanza. Cada clavo, cada tabla colocada con amor, representa un paso hacia la seguridad y el bienestar. A ti, voluntariado y aliados, te invitamos a formar parte de este cambio real. Juntos, hagamos posible un nuevo comienzo lleno de dignidad y esperanza. Ceila, de 35 años, es madre soltera y trabaja como recepcionista en una cooperativa pesquera. Tiene tres hijos: Fernando, de 19 años, Michell, de 16, y Lía, de 4 años. Aunque Fernando no vive con ella desde pequeño —ya que tras la muerte de su padre fue criado por un tío— sigue siendo parte de la familia y continúa apoyándose en su madre.
Durante años, Ceila ha vivido en condiciones de hacinamiento junto a sus hijas. El espacio que ocupa es un solo cuarto, del cual es propietaria gracias a una oportunidad que tuvo en su momento, pero no cuenta con las condiciones adecuadas. El baño se encuentra fuera de la vivienda, y la falta de espacio limita tanto la privacidad como la comodidad de sus hijas. A pesar de tener un lugar propio, sabe que no es suficiente.
Ceila sueña con una casa más amplia, un espacio digno donde pueda cocinar con tranquilidad y ofrecerles a Michell y a Lía una vida más estable. Un hogar donde puedan vivir seguras, sin limitaciones, y con la oportunidad de crecer con bienestar.
Este proyecto no solo construye paredes, sino historias llenas de posibilidades. Con cada acción solidaria, una vida cambia para siempre. A ti, voluntariado y aliados, te extendemos la invitación para ser parte activa de esta transformación. Porque con cada gesto, construimos mucho más que casas: construimos futuro.