La familia Ramírez Molina vive en la comunidad de Bahía de Lobos, en Sonora. Está formada por Karen (30 años), quien se ocupa de las tareas del hogar, su esposo Rosario Catarino (42 años), quien trabaja como pescador, y sus tres hijos en edad escolar: Javier (14 años), Alenxander (7 años) y Arley (3 años).
Durante mucho tiempo, Karen y su familia han enfrentado condiciones difíciles, como el hacinamiento, el rezago social, la pobreza económica y la marginalidad. Su hogar consiste en una única habitación de 4×4 metros proporcionada por el gobierno en su momento. Sin embargo, este espacio carece de las comodidades necesarias para una vida adecuada; está construido con materiales sencillos y tiene techos de lámina. La falta de una cocina adecuada les obliga a improvisar cocinando al aire libre o a recurrir a compartir comidas con vecinos.
Los recursos económicos son escasos, lo que significa que la familia Ramírez Molina no dispone de suficientes oportunidades para tener un hogar digno. Debido a esta situación, se han acercado a Construyendo con la esperanza de obtener una casa propia que mejore su calidad de vida.