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FAMILIA ROJAS SOLANO
31 mayo - 1 junio
En México, miles de familias viven en condiciones precarias, enfrentando diariamente la falta de espacios adecuados para vivir dignamente. El acceso a una vivienda segura y funcional no solo es un derecho fundamental, sino también una necesidad urgente para quienes enfrentan situaciones vulnerables. Cuando la salud de un ser querido está en riesgo, contar con un hogar digno puede marcar la diferencia en su recuperación y en la calidad de vida de toda la familia.
Aristeo tiene 45 años y vive en Coyotepec, Estado de México, junto a su esposa Nadia, de 29 años, y su pequeña hija Nina, de apenas 3 años. Su vida ha estado llena de retos, pero ninguno tan grande como el que enfrentan ahora: Nadia fue diagnosticada con leucemia mieloide crónica, una enfermedad que requiere cuidados constantes y tratamientos desgastantes.
Aristeo trabaja como mariachi los fines de semana, llevando música y alegría a donde va. Pero cuando Nadia es hospitalizada, deja todo para estar a su lado y cuidarla. El amor y la unión los mantienen firmes, aunque las circunstancias sean difíciles.
La familia ha vivido por años en condiciones de hacinamiento y marginación. Con mucho esfuerzo y sacrificio, lograron construir un pequeño cuarto propio. Poco a poco han intentado mejorarlo, pero las dificultades económicas no les han permitido avanzar lo suficiente. El techo tiene goteras, la humedad ha ganado terreno y el espacio simplemente no es el adecuado para que Nadia pueda recuperarse tras el trasplante de médula ósea que necesita urgentemente.
Nadia sueña con poder sanar en un hogar seguro y digno, donde su salud no corra más riesgos. Sin embargo, sus recursos son limitados y la situación les ha dejado sin opciones. Por eso, la familia se ha acercado al equipo de Construyendo, con la esperanza de recibir el apoyo que tanto necesitan para transformar su casa en un refugio seguro, donde Nadia pueda luchar por su recuperación y su familia volver a soñar con un futuro mejor.
Hoy, más que nunca, es momento de unir fuerzas y extender la mano a quienes más lo necesitan. Ayudar a construir un hogar digno no solo transforma una casa, sino que también renueva esperanzas y fortalece comunidades. Sumémonos al esfuerzo de darles a familias como la de Aristeo y Nadia la oportunidad de vivir mejor. Tu apoyo puede hacer la diferencia: ¡juntos podemos cambiar vidas