En la comunidad de Santa Elena, Tolimán, vive la familia Solano López. Mariana Lizethe, de 22 años, es ama de casa y está embarazada; su esposo, David Alejandro García, de 26 años, trabaja en un almacén; y su hija Mía Aylen, de 4 años, asiste al preescolar. Aunque David tiene un empleo estable, su ingreso apenas cubre los gastos básicos.
Enfrentan dificultades económicas, pues además de sus necesidades diarias, deben destinar recursos a los controles médicos de Mariana. Sin embargo, el acceso a servicios de salud en su comunidad es limitado, por lo que deben trasladarse hasta Tolimán para recibir atención.
La familia tenía un hogar propio, un pequeño cuarto que sufrió graves daños a causa de un fuerte temblor, quedando inhabitable por riesgo de derrumbe. Ante esta situación, un tío de Mariana les brindó apoyo prestandoles un pequeño cuartito de material donde ahora reside. Sin embargo, el espacio es muy reducido, por lo que no cuentan con un comedor ni un área adecuada para convivir en familia o para que su hija juegue.
Sueñan con un hogar digno donde puedan criar a sus hijos con seguridad y estabilidad. Más que un techo, buscan mejorar su calidad de vida y asegurar un mejor futuro para su familia.