FAMILIA TERÁN CASTAÑEDA
7 febrero - 9 febrero
La familia Terán Castañeda es un ejemplo conmovedor de amor y resiliencia. Jerónima, de 66 años, vive con el peso de la enfermedad de Alzheimer, una lucha que se intensificó tras el doloroso fallecimiento de su pareja. Su vida, marcada por la memoria y el olvido, refleja tanto el sufrimiento como la fortaleza que solo las experiencias más profundas pueden forjar.
Sus dos hijos, Juan y Suleima, son el corazón de esta familia. Juan, de 46 años, ha tomado una decisión valiente al renunciar a su trabajo para dedicarse por completo al cuidado de su madre. Cada día, se enfrenta a la complejidad de la enfermedad con amor y paciencia, mientras busca maneras de mantener a flote su hogar. Para ayudar a solventar los gastos, ha comenzado a vender algunos de los animales de la granja familiar, un sacrificio que habla de su dedicación y de la difícil realidad económica que enfrentan.
Por su parte, Suleima, de 29 años, trabaja incansablemente como jornalera en una fábrica. Su esfuerzo diario es un testimonio de la lucha por un futuro mejor, no solo para ella, sino también para su madre y su hermano. Juntos, residen en Tianguistenco, Estado de México, donde la vida no les ha sido fácil.
La familia ha enfrentado adversidades profundas, como la pobreza económica, la marginación social y el hacinamiento. Su hogar, construido de adobe y techado con lámina, se convierte en un refugio vulnerable durante la temporada de lluvias, cuando las filtraciones hacen que la incertidumbre y el miedo se instalen en su vida cotidiana. La vivienda, un solo cuarto dividido por una cortina, refleja la fragilidad de su situación. La cocina, al aire libre, ha sido testigo del paso del tiempo y de su deterioro, convirtiéndose en un recordatorio constante de los sueños aún por cumplir.
Con la enfermedad de Jerónima, la economía familiar se destina principalmente a sus medicamentos, lo que hace casi imposible mejorar las condiciones de su hogar. Sin embargo, Juan y Suleima no se rinden. Con el deseo ardiente de ofrecer a su madre una mejor calidad de vida, han decidido acercarse a la organización Construyendo, buscando ayuda para obtener una vivienda adecuada. Este paso es más que una búsqueda de un techo; es un acto de amor y esperanza en medio de las dificultades, un anhelo de proporcionar a Jerónima un entorno donde pueda sentirse segura y rodeada del cariño de sus hijos.
A través de su historia, la familia Terán Castañeda nos recuerda la importancia de la solidaridad y la comunidad, y nos invita a reflexionar sobre cómo, incluso en los momentos más oscuros, el amor puede ser una luz que guía el camino hacia un futuro más digno y esperanzador.