
Este proyecto no solo construye paredes, sino historias llenas de dignidad y compromiso. Con tu apoyo, podemos transformar la realidad de quienes dedican su vida a formar a las nuevas generaciones.
María del Rosario y José Guadalupe son docentes de la escuela primaria Vicente Guerrero, ubicada en una comunidad rural donde enseñar implica más que dar clases: también significa adaptarse a las carencias y permanecer cerca de sus estudiantes, incluso lejos de sus familias.
Ambos viven en casas que la propia comunidad les ha prestado para poder quedarse entre semana. Sin embargo, las condiciones de estas viviendas son muy precarias. Las estructuras presentan grietas, techos de lámina con filtraciones, paredes separadas y espacios reducidos sin privacidad. María vive con sus dos hijos, y ha tenido que convertir un pasillo en habitación; José, por su parte, habita un cuarto único que concentra cocina, sala, baño y dormitorio. Aun así, los dos maestros continúan con vocación firme, llevando educación a donde más se necesita.
Hoy, con tu ayuda, podemos ofrecerles un espacio digno donde vivir y seguir enseñando con esperanza. Juntos, podemos construir un nuevo comienzo.