En la comunidad de Las Canoas vive la familia De Jesús Flores, integrada por María Guadalupe, de 25 años, ama de casa que se dedica al cuidado de sus hijos, Alonso Yael, de 9 años, quien cursa la primaria, y Lían Antonio, un bebé de apenas un año; su esposo Mauro, de 32 años, quien trabaja como jornalero independiente y depende de los llamados para trabajar en las cosechas.
A pesar del esfuerzo de Mauro por llevar sustento al hogar, la falta de un empleo estable hace que los ingresos de la familia sean inciertos y limitados. La familia habita en un cuarto prestado dentro de la casa de los padres de Guadalupe. El espacio es reducido y, debido a ello, los cuatro comparten una única cama. La vivienda, donde en total residen 11 personas, tiene pisos de cemento y techos de lámina. No cuentan con una estufa y deben cocinar con leña, lo que no solo dificulta la preparación de los alimentos, sino que también afecta su salud debido a la constante exposición al humo.
Ante estas condiciones, la familia sueña con tener un hogar propio, un espacio digno donde sus hijos puedan crecer con mayor bienestar y seguridad. Se acercaron a Construyendo para dar a conocer su situación y con el apoyo de voluntarios y aliados de la fundación brindarles estabilidad y permitirles construir un futuro con mejores oportunidades. Para ellos, contar con un techo seguro no es solo una necesidad, sino un paso fundamental para salir adelante.