
Tener un hogar propio es mucho más que contar con un techo: es tener un refugio de amor, estabilidad y crecimiento. Es el lugar donde una familia construye sus sueños, donde los hijos crecen con seguridad y las madres respiran con tranquilidad. Un hogar digno ofrece privacidad, bienestar emocional y la base para forjar un futuro con esperanza. Sin un espacio propio, todo se vuelve incierto: la rutina, el descanso, el desarrollo, incluso la infancia.
Elvia Lucas Cruz tiene 45 años y vive junto a su hija Leslie, de 14, en casa de sus padres. Como madre soltera, ha asumido con enorme valentía la doble responsabilidad de cuidar a su hija y apoyar a sus padres. Cada día lucha por cubrir lo esencial, pero la falta de ingresos suficientes le impide ahorrar para tener un espacio propio donde puedan vivir con paz y dignidad. Sueña con un lugar donde Leslie pueda crecer con libertad, sin las limitaciones que hoy enfrentan.
El cuarto que comparten carece de ventanas y apenas cuenta con un pequeño ropero. No tienen electrodomésticos propios, cocinan con leña y el área para bañarse está improvisada afuera. Viven al día, con recursos muy limitados, y aunque están cerca de una tienda y la escuela, las condiciones del entorno no son adecuadas para que Leslie se desarrolle plenamente. La falta de privacidad, de seguridad y de espacio afecta su bienestar y su tranquilidad.
Hoy, gracias a Construyendo, Elvia y Leslie tienen la oportunidad de comenzar una nueva etapa. Esta vivienda no es solo una construcción: es un acto de amor, de empatía y de justicia. Cada tramo de malla, cada alambre colocado por las manos voluntarias, estará ayudando a levantar un nuevo comienzo para esta familia. A ti, voluntario y aliado, te invitamos a ser parte de esta transformación real. Juntos, hagamos posible que Elvia y Leslie finalmente tengan el hogar donde florezcan sus esperanzas. Porque Construyendo no solo construye casas: construye dignidad, comunidad y futuro.